Bogotá, noviembre de 2018. Propongo que hagamos un alto en el camino para preguntarnos cómo nos relacionamos con nuestros compañeros de trabajo, familiares, amigos, vecinos y, en general, con quienes nos rodean diariamente.
Los invito a hacer una mirada hacia nuestro interior y establecer la importancia que le damos al respeto, una palabra, valor o gesto que nace cuando aceptamos a los demás como personas legítimas, sujetos de derechos y saberes. Es decir, el respeto tiene un enorme arraigo en la capacidad de convivir con la diferencia. A la vez que la diferencia nos enriquece, el respeto es el camino de la unión.
El respeto es una actitud permanente de validación de los demás, que nos exige a escuchar, ponernos en los zapatos del otro, aceptar sus fortalezas y habilidades y reconocer sus ideas o logros, al tiempo que evitamos a que hagan, piensen y sientan como nosotros lo hacemos.
Un excelente ser humano se destaca porque trata a las personas de igual forma independientemente de su raza, procedencia social o religión. Aquí encontramos puentes entre el respeto y dos conceptos que hemos tratado anteriormente: la escucha y la confianza.
Practicar y profesar el respeto nos llevará a potenciar la conciencia, creatividad, responsabilidad, compromiso y el bienestar con la gente que nos rodea, nuestro equipo y nuestro entorno.
Sandra Meluk
Directora General
Orquesta Filarmónica de Bogotá
¡Soy OFB y Tú También!